Quien no mantiene, repara. La prevención en cuanto a los edificios, como hacemos mención en el título, es la forma de identificar las caries en nuestros edificios.
Esta mañana he estado leyendo un post de Enrique Alario Catalá en el que, con su cámara, hace un repaso a oxidaciones en elementos metálicos.
A este interesante post, me gustaría añadir una pincelada de medicina para los edificios.
Asimilar la estructura de un edificio a los huesos de nuestro cuerpo es fácil.
Si la estructura es metálica y no está recubierta de hormigón, creo que el símil mas acertado es comparar estas partes metálicas del edificio a los dientes de una persona.
Si no nos cepillamos los dientes, los bichitos (agentes exteriores) producen caries en nuestros dientes, perforan el esmalte y atacan al hueso.
Para una estructura de acero tenemos «agentes exteriores» que pueden atravesar el esmalte (Pintura protectora) y generar oxidación en el hueso (Acero).
Del mismo modo que un diente muy picado se rompe, si dejamos que el acero se oxide demasiado, puede llegar a dejar de hacer su trabajo en el edificio, pudiendo llegar a romperse.
Lo recomendado para los dientes es una buena higiene bucal y una revisión periódica. Así, tratamos de evitar las caries sellando los dientes y si estas aparecen, corregirlas cuanto antes para evitar perder el diente.
Pues bien, para los edificios con estructura metálica las recomendaciones han de ser las mismas, y así prevenir «las caries en nuestros edificios»: El acero debe estar bien protegido con pinturas, repintar periodicamente para mantener la estética y la protección del acero (Sellado + Higiene) y si se aprecian zonas donde empiezan a verse oxidaciones, lijar y volver a pintar antes de que estas vayan a más.
Al leer este post, me ha recordado algunas de las recomendaciones que solemos hacer cuando visitamos edificios.
En nuesto post «Más vale prevenir que reconstruir» ya dimos algunas pinceladas sobre el tema.